miércoles, marzo 28, 2007

Quizá lo peor es que el amor no te mata...


Te cojerá despistado y cuando mires atrás sólo estará su cabeza tratando de asustarte, te devora en un instante sin darte cuenta, sin darte tiempo a temerlo.
Sufrirás, tú piensas que morirás antes de que el dolor te coma las entrañas, pero poco a poco te das cuenta de que cuando más desees estar muerto, más horripilantemente vivo estarás, contarás los minutos, los segundos y el dolor será más fuerte, casi insoportable...
Empezarás a notar que el miedo recorre tu cuerpo como nunca lo había hecho, que tus ojos se derramarán hasta quedarse secos, vacíos y en su lugar el desierto vagará por tu cuerpo, no habrá cristales y espejos capaces de reflejar tu verdadero aspecto, tocarás tu pecho y no notarás nada, quizá sí, quizá notarás el reloj, ese reloj que ahora está puesto ahí en el lugar del corazón, ese reloj que te recordará que esa persona se ha ido, que quizá nunca vuelva y que quizá lo que te ha robado de dentro nunca te será devuelto...

7 comentarios:

Eilen dijo...

¡Qué duro! Queda el consuelo de que esa sensación es efímera, acaba por olvidarse y volverse a repetir, esta vez con otra persona.
Muy bonito.

ralero dijo...

Sobreviviente

Cuando me colmó tu ausencia
yo pensaba que sin ti
de desamor moriría.

Y en mi espantosa agonía
esa esperanza perdí:
¡Sobrevivo en la carencia!

(Ya lo dice el refranero:
mala hierba nunca muere;
¡Soy cizaña sin tu apego!).

Pero, aunque duela hasta no poder más, es mejor que la nada la vida sobrevivida, pues siempre quedará la leve esperanza de un fuego calcinando la cizaña y de que sus cenizas germine una nueva primavera.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Como puede ser que todo lo que escribas llegue tan directo y tan sincero. Cada pequeño post tuyo es un rincón de mi cabeza.

Scarlett dijo...

muchas gracias:)

coni dijo...

y asi sera... espero el dia con ansias...



saludos

Mistress_blue dijo...

Porque así lo dice Sabina "Porque el amor cuando no muere mata, porqie amores que matan nunca mueren"

Anónimo dijo...

Miro al techo que hoy ha vuelto a gotear. Hacía tiempo que no llovía así. Y cada gota golpeando contra los cacharros de metal me hace pensar unas veces en sangre, y otras veces en ti... Lo que en realidad viene a ser lo mismo. Lo que por crueldad ahora viene a dar igual... o puede ser un ángel que una vez perdió la fe y fue expulsado... y que ha venido a agonizar justo encima de mi hogar y estas gotas sean tus lágrimas... o puede que sea por hacer entrar ya en razón y llegar a comprender, que dentro de este horror no hay literatura. Y eso tú lo sabes bien a fuerza de caer una y otra vez en una trampa mortal que en el tiempo dura ya ocho años y medio.
Seré muy breve... te quiero, y esto duele.

Y vino un pájaro a posarse en mi ventana. Tenía un ala rota, su plumaje era gris y azul. Y al acercar mi mano y comprobar que no, no echaba a volar... supe de inmediato que lo enviabas tú. ¡Lo tomé entre mis garras! y lo dejé morir... y cuando lo hizo aún llovía aquí. Y la sangre al gotear entre zarpas de animal presagió mi suerte, como un ave que voló de Madrid hacia Gijón aún herida de muerte, reescribiendo la espiral de prometer hacerlo bien, de cometer un nuevo error, de no saber pedir perdón o pedirlo demasiadas veces, y aunque ahora escupo una oración helado de terror, ningún dios responde aún... ¿soy yo el que no ve o esque todavía no se hizo la luz?
Seré muy breve... te extraño, y esto duele.

¡Trato de encontrar una salida!
Pero no recuerdo ni por dónde hemos entrado aquí. Y contemplo junto a mí el cadaver del que fuí, según tú en una ocasión, y es la mancha de humedad la de la herida mortal impregnada en el colchón. Y ahora que te oigo llorar, en lugar de ir hacia ti, me vuelvo a anestesiar y me limito a subir el volumen del televisor... o me concentro en recordar... para no pensar en ti te tendría que llamar... ¡que alguien venga a reparar la gotera de una puta vez! que ya cansé de recoger litros de agua gris... gris como un metal que un día relució y que ahora es suciedad... ¿Qué se hace para amar lo que quise despreciar una y mil veces?
Seré muy breve... te he perdido, y esto duele.