lunes, abril 07, 2014

2014 odisea en la ciudad

Maté a aquel monstruo con mis manos. Pasé mil calles dudando de si sería mi sangre o la suya la que resbalaba por mi cuerpo cansado. Llegué a un portal que no era el mío alumbrada por las luces rojas de los semáforos. Llegué y morí. Cuando desperté allí estabas tú, pero no se sí lo inventé... Era tu portal, al que siempre vago, a los portales que son nuestros sin contrato, llegue sin aviso, pero me recogiste, o al menos los restos de estos meses. Yo te dije que estaba incompleta aún, que me había dejado cosas que ya no servían por el camino. Me dejé en la boca del monstruo mi oscuridad, la barbaridad de las noches, los restos de alcohol y locura, dejé partes de mi que estaban intactas, pero ya no servían, eran sólo cadenas al pasado, que sólo traían recuerdos del infierno.
Podría haber muerto en el intento, de hecho mil veces pensé que ya lo estaba, y llegué, llegué hasta ti moribunda, pero más viva que nunca...