jueves, junio 25, 2009

100 años de soledad

Aprendí a ser un animal nocturno, a reir cuando quería llorar, a salir de casa sin pensar en volver o no volver. Sin querer me hice de piedra, sin saber, empecé a morir, maté a mi alma de hambre.
Si pudiera parar el tiempo, sabotear el silencio, mandar en mí...
Yo no quiero querer y ser presa otra vez, pender de un hilo, pender de unas manos resbaladizas, no, eso ya no...
Caer, vover a caer, y levantarme en silencio como ayer, sin lágrimas...ya no hay lágrimas...

2 comentarios:

Sr Cabeza de Rosa dijo...

En ocasiones esa tensión, esa inestabilidad, esa tensión, esa adrenalina.. hace que merezca la pena pender de un hilo.
En ocasiones.
La mía aún no ha llegado.

antonio dijo...

TE LEO
VUELVO.