Lágrima furtiva

Caía la noche, fría como el hielo y en sus ojos una lágrima, tan furtiva como sus ganas de vivir...Detrás un pasado, tan aguado como sus ojos y tan turbio como el día en el que nació. Veía las paredes, gritando sin cesar, sin silencios que la mantuvieran cuerda. Una silueta, en la ventana empañada, una sombra negra, un susurro en su oído, un aliento de desesperación soplando en su nuca, minando sus posibilidades de supervivencia, creando la atmósfera perfecta para un requiem bien planeado, para unas palabras de adios, para un corte certero y unas lágrimas alimentadas por el rojo de su sangre, esas lágrimas furtivas tenían su nombre grabado, y en el suelo, junto a la dama una rosa escarlata de terciopelo que sangraba igual que el corazón de quien un día fue prisionera...