¿Cuántas sorpresas ininterrumpidas
y desordenadas podrían caberme dentro
de la cabeza y el pecho...?
Llena de puntos suspensivos, llena de dudas absurdas,
de abismos y avistamientos de tierra a lo lejos.
Tan loca como para creer en lo imposible y no rendirme nunca,
tan loca como para creerme los cuentos que de niña me contaban
antes de "dormir", sí, porque los cínicos es lo que tenemos,
que ponemos entrecomillado a todo y aun así aún creemos
que hay monstruos debajo de la cama, no nos damos cuenta de
que los monstruos están dentro de nosotros...
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