Caía la nieve en el borde de la ventana y mientras tú dormías yo alternaba la tierna visión de tus sueños con la de los ligeros copos blancos del invierno.
A veces tenía la sensación del cordón en mi cuello, que cada día apretaba más y me apuñalaba a mí misma entre las tinieblas de mis pesadillas, tan reales...TAN REALES...
De vez en cuando me levanto, para beber agua, después me entretengo con el techo, que cuanto más rezo para que caiga sobre mí y me haga dormir de una vez, más quieto se queda, me hace burla, se ríe y señala el vacío tan lleno en mi cama deshecha...
Las sábanas empiezan a cansarse de mí y yo aún las intento mantener vivas para que tu aroma se quede aún más perpetuo que en mi piel...Yo cierro los ojos y los recuerdos me siguen acariciando la tripa, ni me atrevo a moverme para poder seguir mirandote al dormir, sentir que estás conmigo, y por fin duermo, a las 6 de la madrugada deja de caer la nieve y el peso de tu cuerpo llena otra vez mi cama deshecha, mi cama hecha nudos y trizas, mi cama que te echa de menos, mi cama que quiere que vuelvas, yo no, yo ya no lloro, yo ya no mojo la almohada, es mi cama, es mi cama deshecha que pide a gritos tu presencia...
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