jueves, febrero 28, 2013

La golondrina y el hombre triste

Había una vez una alegre golondrina que cantaba día y noche extendiendo su belleza por donde iba. Un día un hombre solitario y triste decidió cambiar su rutinario camino para pasar por un parque por donde nunca había pasado. Allí vió a la golondrina y quedó prendado de ella. Cada día pasaba por el mismo camino y cada día lo hacía más feliz. Un día el señor decidió que tanta belleza debía ser suya para poder ser feliz para siempre y cazó al pajarillo y lo llevo a su casa metiéndolo en una jaula.
Los días pasaban y el hombre se desesperaba porque la golondrina ya no parecía alegre y no se la oía cantar.
Èl decidió pasado un tiempo soltar al ave pues ya no le hacía feliz con la belleza y felicidad que despendría cuando la conoció aquel dia en el parque y en cambio ahora parecía que la luz se le había apagado.
La golondrina salió volando por la ventana y el hombre quedó triste y vacío. Una tarde el hombre escuchó un canto que reconoció al instante, salió al balcón y allí estaba, bella como el primer día, la golondrina posada en su barandilla. 
A partir de esa tarde, la golondrina acudía cada atardecer y cantaba en el balcón del hombre hasta el anochecer.
Èl fue feliz y ella para siempre libre...

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