jueves, junio 14, 2007

Me pidieron que hablara

Hoy no voy a hablar de fe.
No puedo casi andar por todos los cadáveres que encuentro a mi paso, la gente dice que los rodeé, que los ignore, ya están muertos, que no hay nadie que pueda importarme ahí debajo...
Y yo los veo sangrar y sus heridas se reproducen en mi cuerpo, lentamente y sin poder evitarlo, sin querer evitarlo. Heridas provocadas, por mí, por todos...
No hay fe, si hubiera fe creeríamos en nosotros mismos, en los demás.
No voy a hablar de un dios que me pueda inventar.
Pero sigo saltando cadáveres, no hay espacio, no hay lugar para las preguntas, sólo una fosa común, donde meterlos a todos, donde enterrar a las familias, las ilusiones, el derecho a la vida.
Veo gente, arrodillada, mirando al cielo y con las manos enlazadas y esperando, yo no quiero esperar a que pase nada, prefiero mirar al suelo, dónde estamos los mortales, sí, tú, yo, todos.
No voy a dar lecciones de tolerancia.
No, yo no estoy libre de pecado, pues sí debo confesar que aun cumplo condena por los 7 capitales, pero hay un precio mucho más alto por incumplir otras reglas...
Las de la ignorancia, las de la inconsciencia, las de no querer vivir ni dejar vivir. Todo tiene un precio y creo que a nuestra manera ya lo estamos pagando.
Odiaré sonar a tópico.
Hay un valor, muy dentro, muy distinto dentro de cada ser.
No somos tan diferentes, nadie nos es tan ajeno, pues tú y yo estamos conectados. Mira a tu alrededor ¿crees que eres mejor o peor que los demás humanos?
Hoy sí voy a hablar del alma.

lunes, junio 11, 2007

El miedo a la vida es mucho más fuerte que el miedo a la muerte.


Lo que me contaron en un sueño una vez es el puzzle que nunca llegué a entender, sin embargo ya hay algo de Jamie que forma parte de mí.
Jamie ha perdido a su padre hace bien poco, tras ese golpe le siguió una grave enfermedad sin cura, su corazón se debilita y los segundos son su enemigos mortales. Para alguien tan pequeño solo le queda esa fantasía que encuentra en los libros cuando su madre cierra la puerta de su cuerto después de darle su beso de buenas noches.
Sueña con llegar al 4º mundo, allí es dónde Jamie está convencido de que está su padre, ese mundo de sus libros. Asique una noche, antes de dormirse se repite que esa será la noche que deba emprender el viaje, asi que cierra los ojos y sueña...
Va en coche, con su madre, es de noche, pero la noche es clara, Jamie le dice a su madre que es de día y ella asiente. ël lleva puestos unos cascos de música que le da a su madre para que escuche su música preferida. La sombra de Jamie va desapareciendo.
Ahora se encuentra en un lugar casi desierto, sólo hay enormes edificios, grises y homogéneos.
Anda y anda pero no logra salir de ahí hasta que ve a unos chicos más mayores que él, sus sonrisas son amenazantes pero Jamie tan perdido no le echa cuentas y se atreve a preguntar: -¿Cómo se llega al 4º mundo?
- ¿Y tú por qué querrías ir allí?
-Voy a ver al rey del cielo, voy a pedirle que deje que mi papá vuelva.
Ellos ríen pero al final le responden a su pregunta.
-Sigue recto, anda, y cuando llegues a la playa estarás en el 3º mundo, después pregunta por allí.
Jamie sigue andando durante bastante rato hasta que ve a lo lejos la playa...
Cuando llega hasta ella y pisa su arena de repente se hace mayor y parece tener 20 años más, Jamie parece tan triste que llama la atención.
La playa es plata y arena... Aunque se entrevé la madrugada hay una señora que le pregunta:
-¿Dónde está tu sonrisa?
-No la tengo yo, no me pertenece, por eso tengo que encontrar a mi papá, así mi madre y yo recuperaremos la sonrisa otra vez.
-Parece que tienes más de 20 años pero tus ojos son los de un niño.
-¿Dónde puedo encontrar el 4º mundo?
-Tienes que seguir andando,pero lo siento, yo no sé como se llega.
Jamie sigue andando y la playa tiene momentos de sol de noche. Después de un rato presiente a su lado algo, es un pequeño bichito brillante que le dice:
-Buscas el 4º mundo, ¿verdad?
-¡Sí, sí, eso es! ¿cómo se llega?
-Sígueme, voy hacia allí.
_Pero..tú vuelas...
El bicho alza el vuelo y Jamie corre tras él, alza los brazos y siente que puede volar, en ese momento vuelve a ser un niño. Le rodéan cerditos con alas que le hacen gracia, el cielo es enorme...
Vuelve a ver al bichito brillante que le dice que ya han llegado.
A Jamie se le encienden los ojos por lo que ha visto. Un ave muy grande le extiende un ala y le coje la mano, hay un az de luz que le ciega hasta que ya está dentro.
Jamie consiguió su sonrisa, consiguió sus alas...