jueves, febrero 28, 2013

1990


Has llegado hasta aquí. Has viajado desde un lugar lejano, alejado de las realidades que la vida te mostraba. Y sin embargo... Estás aquí.
Y te miras, como si estudiaras una estatua de cristal que ha durado décadas intacta y de repente te das cuenta. Hay una grieta en la figura perfecta que veías.
Hasta ese momento la grieta nunca tuvo importancia, aquella herida fue imperceptible al ojo humano y a tu propio juicio.
Desde ahora, ese agujero se va a convertir en cárcel y ridícula obsesión. Y quizá llegue el día en el que dejas de pensar en ello un segundo hasta que, entre risas, alguien comenta la extrañeza de ese abismo que llevas al cuello...Y después todo será silencio, de ese que te deja sordo y solo...
Pasará el tiempo y te encontrarás en un cruce de peatones donde ningún coche parará para dejarte pasar. Y entonces verás que una bicicleta se detiene y te cede el paso y de repente descubres que el mundo a veces te cura los abismos de tu cuerpo con tan solo una sonrisa, tal vez desconocida...

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