domingo, enero 15, 2012

676

Cada gota de sangre imaginaria que desvelaba mi mente huídiza de ese juicio más imaginario aun era el presagio de su cuchillo en mi pecho, de ese cañón de calibre 8 en mi boca y de esas palabras que borraron las armas para volarme el estómago y desarmarme entera.
No voy a poder volar porque te comiste mis alas, pero yo me encargué de esa venda en tus ojos, y vas tan ciego que tus pies sobrevuelan cielos que crees que conoces pero que podrían convertirte en vértice de sombras.
Ojos que no ven, miedo que no tienen...
Ni un solo cuento, ni uno solo de ellos me has contado que no tenga un lobo que se coma a Caperucita... Fácil, lobo 3, Caperucita 0...
Pero en mis cuentos, Caperucita es más hábil y mucho mas lista que el lobo, se vuelve invisible, te miente, se transforma en luces rojas que te llevan a otro lugar...
Lo habías tenido todo, desde su cabeza a los pies. Tuviste hasta sus manos, derretidas, cosidas y manchadas. Llenas de lunas que nunca pudo coger...
Transformó su cuerpo en almacén de sin nadas, vació lo que hubo y nunca mas miró al lobo a los ojos.
Por la noche todos los lobos son pardos, y entonces decidió empezar a vivir de día...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tu blog es genial, tienes muchísimo talento y sabes expresar perfectamente sentimientos que creo que todos hemos sentido alguna vez. Felicidades y sigue escribiendo así.