lunes, febrero 22, 2010

Te quiero :) *

No lo sé...en realidad no sé por qué te quiero... y ahora tengo que hacer una lista y contártelo, y mientras pienso en el por qué se me pone una sonrisa en la cara cuando recuerdo que me has hecho reir tantas veces que ya no sé cuantas han sido. Te quiero porque me quieres, ni mucho ni poco, a tu manera. Me salvas de los monstruos de asfalto, de los huracanes. Porque llegaste en ese preciso instante en el que estaba a punto de saltar, no sé desde donde, pero era un sitio alto, y yo no tengo miedo a las alturas hasta que me pongo a soñar contigo.
En tu ventana siempre sale el sol y has hecho que en la mía haya estrellas, luna, arcoiris y sol en una sola mañana... Porque, no sé como lo haces, pero aunque tenga ganas de matarte, siempre acabas matándome tú con tu sonrisa y tu sentido del humor. Porque a tí nada te vence y luchas con demonios cada día, porque de vez en cuando luchas contra los míos. Que mi cama cada día es más grande sin tí dentro y ya no vivo en ese frío infinito en el que solía vivir. Creíste en mí hasta cuando yo no creí y me has dado más de lo que creo que nunca te hubieras imaginado darme.
Te quiero, sin más, porque sin tí, todo ésto, sería muy aburrido...

martes, febrero 09, 2010

Motion

Subo las escaleras, agarrada a tu mano, en silencio, porque hoy tú tambien estás especialmente callado, las subo pensando, ni si quiera se si vamos a llegar a casa...

Un día pensé que todo esfuerzo por mi parte sería inútil, que ni siquiera haría un esfuerzo.
Que te rompan el corazón en mil pedazos es casi como la varicela, todos la pasan, aunque yo no la pasé.
Por ésto y por otras cosas juré que sería la última vez que me vería sola en un país extranjero con alguien que no sabía si quería estar conmigo, que sería la última vez que mis temores me comieran, la última vez que querría a alguien... Y ahí estabas tú, apareciste de la nada, o del todo, y ésta vez, mis esfuerzos sí que fueron en vano.
Y todo fue perfecto... No existía nada más que el verano, tú y yo... Nada podría rompernos el corazón ni la sonrisa.

Allí, subiendo por esas interminables escaleras me dí cuenta de que te quería y sentí un miedo que no sabría como explicar, tanto miedo de decírlo en voz alta que me comí el te quiero, me lo comí en cada escalón, hasta que llegamos a puerta, me di la vuelta un segundo y cuando volví a mirarte ya no estabas, te habías esfumado tan rápido como pasa una estrella fugaz. Tú, mi estrella fugaz de verano, mi suerte, te fuiste antes de decirte que te quiero...